lunes, 4 de febrero de 2008

Sin elotes no hay coyotes.

Esto NO es un vil y vulgar copy-paste del Reforma. Voy comentando la columna de Sarmiento a lo largo de la misma (en azul).

Maíz y dinero

Sergio Sirviento

1 Feb. 08

"El dinero es mejor que la pobreza, aunque sólo sea por razones financieras".

Woody Allen

(Es muy curiosa esta gente que piensa que a alguien puede gustarle vivir en la pobreza. Y no hablo de Woody Allen.)

Los grupos de activistas políticos que paralizaron ayer el centro del Distrito Federal afirman (¿afirman?) que en México hubo un tiempo idílico en que el campo funcionaba bien y los campesinos vivían con abundancia y tranquilidad. Después llegaron los neoliberales y lo echaron todo a perder, al negociar y poner en vigor el Tratado de Libre Comercio de América del Norte. Desde entonces la producción se ha desplomado y los campesinos, empujados a la miseria, han tenido que emigrar a Estados Unidos. (¿Afirman? ¿Afirmaron al unísono a Sergio Sarmiento todo esto?)

Las cifras, sin embargo, nos cuentan una historia distinta. La producción de maíz de nuestro país no sólo no ha disminuido sino que ha aumentado desde los tiempos del México proteccionista. (Es decir, no tienen de qué quejarse, ¿verdad? Las cifras no mienten...)

En 1970, el año en que el priista Gustavo Díaz Ordaz le colocó la banda presidencial a su correligionario Luis Echeverría, México registró una cosecha de maíz de 8.9 millones de toneladas con una superficie cultivada de 7.44 millones de hectáreas. En el 2006, cuando el panista Vicente Fox le entregó la Presidencia al también panista Felipe Calderón, la superficie cultivada se había mantenido virtualmente igual, con 7.46 millones de hectáreas, sólo que la cosecha se elevó a 21 millones de toneladas. Como vemos, no sólo se ha elevado la producción sino también la productividad. (¿Significarán estos aumentos un mayor bienestar para los "grupos de activistas políticos" (campesinos) que le juraron a Sergio Sarmiento que hubo una edad dorada del campo en México?)

Las estadísticas pueden ser engañosas si se escogen años atípicos, pero ni 1970 ni el 2006 lo fueron. Entre 1970 y 1976, de hecho, la producción promedio anual fue de 9 millones de toneladas. Entre el 2001 y el 2006 se ha obtenido en cambio una producción promedio de 20 millones. (Y también aumentó la población, ¿no?)

La nostalgia que los grupos políticos que organizaron las manifestaciones de ayer quieren generar sobre los tiempos previos al TLCAN no es más que una trampa que busca aprovechar la ignorancia generalizada sobre el tema. En esos años idílicos del mercado protegido no sólo la producción total sino la productividad por hectárea eran la mitad que hoy. (Por eso ahora todos somos más felices que antes.)

Sí, es verdad, que hoy importamos mucho más maíz. En la década de 1970 comprábamos al exterior un máximo de 2 millones de toneladas al año. En los primeros años de este siglo XXI hemos importado entre 6 y 8 millones de toneladas anuales. Pero virtualmente todo el maíz que importa México es amarillo, el cual no sólo no se produce en el país en cantidades suficientes (Lástima, Margaritos...) sino que se emplea para forraje y para producir alta fructosa y no para alimento humano. (¿Quién se comerá la alta fructosa?)

Las importaciones de maíz amarillo, junto con las de sorgo y soya, han permitido un florecimiento importante de la producción pecuaria. México es hoy el cuarto productor de huevo y pollo del mundo así como el sexto de puerco. Lo anterior sólo ha sido posible por la disponibilidad de maíz amarillo para la alimentación de estos animales. (¿En qué lugar de la producción de maíz estará México a nivel mundial?)

En los años ochenta México tenía una producción pecuaria promedio de 4.5 millones de toneladas anuales. En el 2006, después de un largo periodo de crecimiento que ha coincidido con la aplicación del Tratado de Libre Comercio, la producción rebasó los 7.5 millones de toneladas. Si se cerrara el mercado a la importación de maíz amarillo, esta cifra se desplomaría y tendríamos que importar carne y huevo más caros que el maíz. (Si se cerrara el mercado a la importación de maíz amarillo y se fomentara la producción nacional para generar el necesario cuando menos para nuestro mercado... ¿qué pasaría? ¡Válgame Dios!)

Es verdad que el TLCAN no ha rescatado al campo mexicano de la pobreza. (¡Qué bueno que defiende el acuerdo tan benéfico!) Pero es absurdo pensar que un acuerdo comercial que no cambia los problemas fundamentales del campo, especialmente la fragmentación de la tierra en ejidos, hubiera podido resolver por sí solo el problema de la pobreza en el campo. (¡Si nadie pensó que los resolviera! Según mi pobre entendimiento, esos "grupos de activistas políticos" -no me lo afirmaron, debo aclarar, yo lo deduje de sus protestas- reclaman exactamente lo contrario: que el TLC ha agravado los problemas de pobreza en el campo.)

No creo que los líderes políticos que organizaron las manifestaciones de ayer desconozcan esta información. Habrá que preguntarse, por lo tanto, qué buscan realmente. ¿Abolir el TLCAN por razones ideológicas? Quizá. Estos líderes se oponen al libre comercio por principio, aunque también porque afecta a sus intereses corporativos y personales. Sus grupos han prosperado en el sistema corporativista mexicano porque han manejado el reparto de los subsidios del gobierno y los mecanismos de control político de los campesinos. El libre comercio es un peligro para ellos porque necesitan los controles gubernamentales para sobrevivir. (¿Y la solución era quitarle esos apoyos al corporativismo mexicano y que gringos y canadienses nos vendieran más?)

La otra razón es abiertamente de dinero. El gobierno mexicano está repartiendo cada vez más recursos al campo. (¿Perdone?) En este 2008 distribuirá una cifra sin precedentes de más de 200 mil millones de pesos. Los subsidios agropecuarios en México, de hecho, son mayores que en Estados Unidos si se comparan con el valor de la producción. (O sea que como nuestra producción vale menos, nos dan más dinero del que se debería en proporción, ¿no? Me pregunto si la de ellos vale más precisamente porque los apoyos de sus gobiernos son mucho mayores literalmente -y no proporcionalmente- hablando...)

El gobierno, sin embargo, ha anunciado nuevas "reglas de operación" para el reparto de este dinero. (¿Dónde? ¿Cuándo? ¿Sergio Sarmiento es el nuevo vocero del gobierno federal?) La idea es beneficiar directamente a los campesinos sin pasar por las organizaciones políticas que han manejado tradicionalmente el dinero. Con esta medida los grupos políticos ven amenazada su existencia. (La marcha, según recuerdo, era contra el TLCAN y no contra una reforma al sistema corporativista mexicano...)

No sorprende, pues, que estas organizaciones corporativistas hayan invertido tanto dinero y esfuerzo en sus movilizaciones. Su propia supervivencia está en juego. (No lo dudo, si esas nuevas "reglas de operación" de parte del Presi Precioso se anunciaran en spots de televisión como los del señor con su tractorcito y su camionetita, o el del súper importador de aguacate, y hubieran sido decretadas y publicadas en el Diario Oficial de la Federación. Si no, y si sólo leo que lo escribe este hombre Sarmiento, pues con la pena.)

UPDATE: Agregamos este excelente carton de Calderon (visiten su pagina no sean webones)

(No, muchas gracias, ahora mismo no quiero dormir.)

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