Pero uno crece y vamos perdiendo esa inocencia, peor aún, dejamos de creer en ideales como la justicia, la igualdad, el Estado de Derecho. Unos terminamos escribiendo en blogs una zarta de estupideces como querer descuartizar a los hijos de un secuestrador… y reconozco… es tan contradictorio (yo como abogado) como si el Abad de la Basílica de Guadalupe dijera que ¡¡¡La Virgen no existe!!!
Y aquí hay otra:
Pero si yo pido una muerte cruel y despiadada para sus secuestradores soy un cerdo inhumano, cruel, que ventila sus frustraciones haciéndo del escándalo moral un medio de expresión...
¿Acaso hay una epidemia de sinceridad? ¿Los Senderos se bifurcan? ¿Cómo explican los lentes de fondo de botella de Federico Arreola?
Aquí la última joya (por hoy), aunque ésta es del tipo "Homero Simpson diciéndole a Marge: 'Por cierto, estaba siendo sarcástico'":
El grupo de secuestradores... ya saben, muy guapos ellos, altos, cabello castaño claro, caucásicos... se entregan voluntariamente a la Procuraduría.
¡¡¡¡Y nadie hace nada!!!!
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