En la vieja política, en donde todos los intereses cuentan, menos el interés del pueblo, la mujer y el hombre público deben ajustarse a las reglas del juego: no pueden ejercer a plenitud su libertad, no pueden reflexionar en voz alta, están obligados a cuidar su imagen para no afectar su carrera y a someterse al código que exigen los intereses creados.
El caso de nosotros es distinto. Para nosotros lo más importante es mantener nuestra dignidad y nuestros principios. Nos mueven ideas y convicciones, no meros intereses políticos. Aquí insisto: No importa que al final de esta jornada patriótica, nos desgastemos políticamente, si logramos mantener bajo el dominio de la nación la explotación y el aprovechamiento de nuestro petróleo.
A diferencia de la derecha que lo deshumaniza todo y en pos de lo material actúa con irresponsabilidad e intolerancia. Nosotros tenemos nuestra conciencia tranquila. Nosotros sabemos lo que es el amor al prójimo. Sabemos que amar es luchar por los demás y respetar al diferente. Y también sabemos que la paz es fruto de la justicia y de la libertad. Sabemos que arrebatar jamás trae nada bueno. Y precisamente por eso sostenemos que el despojo del petróleo creará un ambiente de insatisfacción y farsa, y viviremos los mexicanos en constante riesgo de confrontación interna y amenazas de conflictos con el extranjero. En suma, porque queremos vivir en paz es que estamos defendiendo el petróleo.
Una razón más para apoyar a la izquierda libre en el 2008.
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